Por múltiples razones las empresas deben estar siempre atentas a la estructura de todo tipo de costos, tanto a los que aparecen en el estado de resultados como los costos variables (materias primas) y los costos fijos (nomina, gastos administrativos y muchos otros), así como de aquellos que no se destaquen en el reporte de resultados. Algunos de esos son los costos asociados con la mala calidad, como reclamaciones, desperdicios, degradación a calidades inferiores o retrabajo para reparar defectos en el producto o en el software.

Todos los costos están asociados con la estrategia. Aunque no esté específicamente declarada como la estrategia oficial, la empresa tiene siempre una estrategia que busca lograr los mejores resultados, trae consigo inversiones, asignación de recursos (personal, equipo, investigación) que se convierten en costos. El problema es que a veces los costos incrementales son mayores que los beneficios en ingresos. Entonces es el momento, no de ponerse a reducir costos, si no de revisar la estrategia.

Un caso frecuente es el de las empresas que buscan diferenciarse de la competencia a través de una calidad superior o de un excelente servicio. Esto puede llevar a costos adicionales en investigación y desarrollo, en inversiones en equipo y logística o en personal adicional para servir a los clientes y sus necesidades. Con esto se logra separarse de la competencia, pero puede, si no se administra adecuadamente, alejar la rentabilidad.

Una estrategia de expansión a nuevos mercados o lanzar nuevos productos va a traer costos asociados en infraestructura, marketing, recursos legales para atender las diversas regulaciones de los nuevos mercados.

La estrategia de integración vertical o de adyacencias implica el rediseño de la cadena de valor; por ejemplo, abrir tiendas, no solo vender en mayoreo con los costos asociados, por inventarios, transporte, rentas, etc.

Resumiendo, en el concepto de que “los costos siguen a la estrategia”, destaca la relación entre las decisiones estratégicas y los costos operativos asociados con esas decisiones.

Las estrategias se desarrollan para lograr una mejor posición para la empresa, pero todas tienen riesgos asociados que hay que anticipar y cuidar.

Esta relación, estrategia-costos, hace indispensable entender la lógica del negocio y anticipar las consecuencias en costos y eventualmente en la rentabilidad de cada decisión estratégica.

El concepto de proyectos piloto en innovación y design thinking ayuda a explorar mercados y también a evaluar costos de las iniciativas estratégicas, antes de comprometer a la empresa con una iniciativa de crecimiento, diversificación o diferenciación.

Y tú, ¿por dónde empiezas a reducir costos? ¿Piensas estratégicamente o te vas directo a cortar costos donde los encuentres?