Hace tiempo comentamos aquí sobre un fenómeno muy común en las empresas y en el comportamiento personal. Sucede cuando ante un problema mayor se llega rápidamente a una conclusión evidente, clarísima. Después no pasa absolutamente nada. Por una variedad de razones no se toma acción y el problema o la oportunidad estratégica queda igual.

Pero hay otra variante del problema eterno sin solución. Esto pasa cuando ante el problema de siempre sí hay movimiento, se hacen cosas, pero no se toma la acción que vaya a resolver realmente el problema de fondo.

A este comportamiento, James Clear, en Atomic Habits lo refiere como la diferencia entre estar en movimiento y tomar acción.

Estar en movimiento, sostiene Clear, es tratar de resolver el problema con teorías y planes, tratando de aprender sobre el problema, sin embargo, todo esto por sí mismo no producirá resultados.

En otros casos el movimiento se centra en trabajar constantemente, pero sin atender las causas desde su raíz, tapando huecos de manera temporal, poniendo parches, sin resolverlo de fondo. Las causas son múltiples: el problema es complejo, la solución es dolorosa, faltan recursos que no se solicitan para no tener que afectar intereses o personas o muchas otras razones.

Por otra parte, tomar acción significa hacer cambios, tomar decisiones a veces dolorosas que producirán resultados tangibles. Con frecuencia las personas y las empresas se entretienen en buscar soluciones en el largo plazo, con la justificación de ser estratégicos, olvidando la máxima de que no hay largo plazo sin corto plazo. No importan los grandes planes y las estrategias brillantes si no se cumple la meta de los ingresos del mes o el flujo neto del año que permita seguir funcionando para alcanzar el largo plazo.

Si ya sabemos en dónde estamos parados, ¿por qué seguimos en movimiento y le sacamos la vuelta a la acción? Puede ser que estar en movimiento nos da tranquilidad y se justifica con trabajo y esfuerzo evitar el riesgo de falla o el dolor de las decisiones indispensables. A veces simplemente no se conoce la razón del problema y el movimiento da cierta tranquilidad. En otras ocasiones se trata de ganar tiempo mientras se produce un milagro.

Y tú, ¿estás en movimiento o ya estás tomando realmente acción?