Un empresario me preguntó una vez:
Si mi empresa crece el 20 % al año… ¿tengo que ser yo también un 20 % mejor?
La pregunta tiene una respuesta contundente: no sé si debes ser mejor en un 20 % exactamente… Lo cierto es que para manejar una empresa que se va a volver más compleja con el crecimiento tienes que ser, sin duda, mejor empresario que antes.
¿Por qué? De acuerdo con los expertos aquí te lo explicamos.
Con el crecimiento de la empresa aparecen varios factores de complejidad:
- Información
Por un lado, la información interna aumenta rápidamente dentro de la empresa. Ten en cuenta que ahora existen más clientes, más máquinas, más productos; aumentan los bancos y las cuentas de cheques y los estados de resultados se vuelven más grandes y complejos.
Por el otro, la información externa también explota con datos y cifras de competidores e informes económicos y regulatorios.
- Tiempo
El tiempo se comprime. Entre juntas, llamadas, reportes, clientes y proveedores, realmente no queda tiempo para nada. Las horas dedicadas al trabajo se incrementan, pero no son suficientes.
El líder se ve cercado por múltiples demandas que le roban el tiempo. Por otra parte, la velocidad de las comunicaciones continúa en aumento, dejando menos tiempo entre la noticia y la respuesta que se espera.
- Oportunidades de negocio
De un momento a otro, aparecen múltiples oportunidades de negocios: inversiones, alianzas, nuevos productos y mercados. Todas requieren atención, ya que hay que procesar, analizar y tomar decisiones.
- Cambios de organización
Las organizaciones cambian tan rápidamente que exigen toda la atención para diseñarlas, implementarlas, alinearlas. Además, a la complejidad organizacional se le suma la mayor complejidad de los personajes que la integran, más especializados y con perfiles más ricos en preparación y experiencia.
El rol del líder ante la complejidad
Ante este crecimiento de la complejidad de los negocios, el líder en general y el líder de negocios en particular tienen la responsabilidad de abocarse a un proceso de mejora continua de sus recursos personales que amplíe su capacidad de respuesta.
¿Cuáles son estos recursos personales del líder? Todos aquellos factores que permitan la transformación de insumos en productos, proyectos, ingresos y crecimiento de manera eficaz.
Los expertos identifican tres recursos principales:
- Manejo del tiempo, en combinación con el manejo de la energía y, ahora, con el manejo de la atención.
- Fortalezas personales.
- Capacidad de establecer prioridades y enfocarse disciplinadamente en las más importantes.
En épocas de crisis como la actual, la búsqueda de la efectividad exige desarrollar y mejorar rápidamente el manejo de los recursos del líder.
La complejidad aumentó de un día para otro, lo cual produjo una explosión de información y comprimió el tiempo para la toma de decisiones, en tanto que las alternativas y oportunidades también se incrementaron.
La supervivencia obliga a rediseñar rápidamente las organizaciones con el trabajo remoto y la salida de personal.
Existe un modelo de mejora continua muy popular desarrollado por J. M. Juran que consiste en lo siguiente:
- Determinar qué quiero mejorar. Esto es: de todos mis recursos, deberé definir cuál es el más importante en este momento.
- Ubicar, cuantificar esa variable en alguna escala.
- Generar conocimiento sobre cómo lo estoy haciendo para, con esa información, tomar las acciones correspondientes y llevar ese recurso a un mejor nivel.
Llegados a ese punto, el proceso empieza nuevamente con la misma o con una nueva variable.
Exigencias actuales del líder
Entre el COVID-19 y los temas políticos a nivel mundial, la vida del empresario en México se ha vuelto mucho más compleja, aun sin haber experimentado un gran crecimiento de su compañía.
Tanto es así, que empresas y empresarios deben permanecer muy atentos a la gestión de la complejidad. Sumergirse en un proceso acelerado de mejora continua personal y organizacional se ha vuelto, hoy por hoy, una real y urgente obligación.
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