Ciertamente hay una parte de la población que no necesita dormir más de 4 horas al día, aunque no llega al 1%. La realidad es que el resto de los mortales necesitamos dormir más de 7 horas y mejor aún si son 8 horas todos los días.
El tema del sueño es un tema actual desde la antigüedad; en la Biblia, Shakespeare y muchos otros hacen referencia al valor del sueño, cómo recupera la energía y como su escasez deteriora el desempeño de los personajes, por ejemplo, lady Macbeth quien llegó hasta a la locura por no poder dormir a causa de sus crímenes.
A pesar de su importancia, en el mundo empresarial y ejecutivo se encuentra fácilmente con personas que, por alguna razón, no duermen más de tres o cuatro horas por noche.
Algunos por querer obtener el máximo provecho del tiempo, juegan carreras contra su cuerpo, engañando al sueño para hacer más cosas: más juntas, más reportes, contestar más correos o mensajes o leer más libros y revistas; todo para hacer más de todo y según reza la ilusión: “Lograr mejores resultados”.
Arianna Huffington empresaria y fundadora de The Huffington Post, recientemente publicó un muy buen libro “The Sleep Revolution” en el cual aborda los últimos descubrimientos e investigaciones sobre el sueño y sus efectos sobre la salud y la calidad del trabajo.
Huffington cuestiona y destruye muchos mitos sobre el sueño. Apoyada en la bibliografía más actual, su investigación indica que quienes duermen poco es por una mutación en el ADN, no por fuerza de voluntad o porque hayan encontrado la forma de vencer al sueño. Pueden dormir poco, sin dañar la salud.
En cambio, los que no tienen esa mutación genética e insisten en dormir muy poco pueden sufrir importantes daños en la salud. Existen casos de personajes famosos como Tesla que tuvo un colapso a los veinticinco años, Edison que sufrió diabetes por la falta de sueño, Margaret Thatcher que dormía cuatro horas y su salud mental se deterioró.
¿De qué se trata la abstinencia del sueño? El dilema es dormir menos para trabajar más horas o ser más productivo y eficaz durmiendo sólo lo necesario. Esta es la clásica cuestión: Trabajo 8 horas y produzco 100, ¿Si trabajo 10 horas produzco 25% más? ¿Y si trabajo 12 horas? Para muchas personas la ecuación tiene un punto de quiebre, después de un cierto número de horas, el trabajo deja de ser productivo y aparecen los errores de cálculo o de juicio provocados por el cansancio por la falta de sueño. Huffington cita a un presidente norteamericano: “Los mayores errores los he cometido cansado por falta de sueño.
Es actual y tema de debate los twits de Donald Trump a las tres de la mañana. Trump es famoso por dormir tres horas, pero a juzgar por los twits de esas noches de vigilia los resultados no han sido los más acertados o afortunados.
Cada vez se conoce un poco más sobre el sueño, qué le pasa al cerebro y a todo el organismo durante el sueño y cuáles son sus etapas. Todo apunta a destacar la importancia vital del sueño para la vida. Dicho simplemente: El sueño limpia y ordena el cerebro, restablece el organismo, sin lo cual no sobrevive el ser humano.
Los efectos de largo plazo por la falta de sueño que cita Huffington van desde mayor riesgo de diabetes, alzhéimer y sobrepeso hasta el black out, la completa negación del cuerpo por seguir despierto, lo cual ocasiona mayores posibilidades de accidentes de tráfico y trabajo.
Así que la recomendación es muy simple y poderosa: Duerma más, duerma al menos siete horas, aunque se sienta que pierde su estatus de hombre de hierro o de ejecutiva-madre ejemplar. Si quiere vivir y producir más, duerma ocho horas. Las estadísticas son muy claras.
Conozco quienes han sufrido como Arianna, la autora del libro, el black out y también de efectos más ligeros de la falta de sueño, como me confiaba un amigo veterano de largas horas de vigilia y de “los vuelos trasatlánticos, sin hotel incluido”, esto es dormir o medio dormir en los aviones de ida y vuelta, me confesó, “de repente desperté sin saber en dónde iba la junta, con la certeza de que no habían sido unos segundos, porque algunos me estaban mirando y sonriendo, ¿Habría roncado?”- Antes de que le pase esto, o algo peor tome acción, duerma más.
Haga la prueba un mes, prográmese para dormir ocho horas, lo más fácil es acostarse más temprano y anote sus indicadores, tales como estado de alerta, productividad en las juntas, los ratos de buen humor contra los de mal humor y vea los resultados de su atención al negocio. Le puedo asegurar que se va a sorprender. De pasada va a cambiar para bien los hábitos de su familia.
Huffington reporta que, contra la creencia general, dormir más el fin de semana no compensa las horas perdidas durante la semana y por otro lado, las evidencias van en contra de las píldoras para dormir. Según el libro, todas tienen efectos colaterales dañinos en el corto o largo plazo.
Si necesita más argumentos para actuar le recomiendo que lea el libro, estoy seguro que lo va a convencer.
Interesante reflexión sobre el sueño, que bonito artículo, te agradezco mucho que me lo hayas compartido, te invito a seguir escribiendo y compartiendo tus experiencias profesionales y personales.
Excelente colaboración Roberto, gracias por compartir.
Roberto, muy buen artículo. hay que ponerlo en la práctica para tener los beneficios del «buen dormir»