Mientras que la generación milenio relanza su carrera frecuentemente, a veces cada 6 meses, las generaciones mayores hacen uno o dos relanzamientos en toda su vida profesional. Sin embargo, todas las generaciones tienen mucho en juego y necesitan reflexionar y prepararse para dar ese paso.
Cuando un baby boomer se ha pasado veinte o treinta años en una empresa o industria, lo cual parece que equivale a ocho o doce meses para el milenio, las alternativas de qué hacer, o qué ser, no están tan fácilmente a la vista. Lo que a muchos lleva a la pregunta a la cual Po Bronson dedica el libro What Should I Do with My Life? ¿Cómo sigo? ¿Qué hago con mi vida?
La búsqueda de ¿qué sigue? se convierte en una pregunta fundamental. Quizá es tiempo de intentar nuevas cosas, pero también es tiempo de preguntarse: aquí en este puesto, en esta iniciativa o en mi empresa exitosa, ¿Ya hice todo lo que me propuse? ¿Ya llegué hasta dónde podía? Cualquiera que sea la respuesta, éstas interrogantes implican otras posibilidades y otros derroteros.
A algunos les pasa lo que a Simba en el Rey León: Rafiki, el mandril que juega el rol de shaman, le reclama “¿qué estás haciendo? ¿sabes quién eres?” para darle la nueva perspectiva y forzarlo a aceptar los retos de quien es el nuevo Rey León, Simba. Se acabó el Hakuna Matata, en pocas palabras, la realidad te espera.
Esto lleva a la persona a pensar y pensar, sobre todo pensar por sí mismo, sobre su rol en la familia y la sociedad, sobre los compromisos con sus padres, abuelos, hermanos y cónyuges que sacrificaron sus carreras y disfrutes para que usted hiciera la suya. Pensar sobre el legado que quiere dejar a la familia y la sociedad, empresa, colonia, pueblo o país. Lleva a pensar en los talentos recibidos, los usados y también los enterrados sin usarse.
Al iniciar la búsqueda de la nueva carrera, hay algunas opciones que parecen naturales y de bajo riesgo. Pasar de ser médico que ejerce su especialidad a dueño de una clínica parece una transición sencilla. Pero ¿qué pasa cuando cambia a funcionario público de alguna secretaria de salud o a su Start up de una comercializadora de equipo médico o rehabilitación? Los cambios de manera de pensar son mayores. Aún en actividades que están relacionadas cercanamente con la profesión de la medicina, los riesgos aumentan.
Hace unos años un directivo se planteó éstas preguntas: “Si se termina mi trabajo; ¿Qué puedo hacer? ¿Qué negocio pongo?”. Fue a platicar con un empresario amigo suyo y le consultó su caso, quien le aconsejó; “Tu problema” – contestó su amigo, “es que no sabes hacer nada. Eres un alto directivo, siempre tienes quien te haga las cosas. Así que lo mejor es que te quedes donde estás y trates de desaprender a ser ejecutivo y aprender algunas cosas básicas de los negocios, antes de pensar en qué negocio pongo. De estos procesos de desaprender y reaprender puede salir la oportunidad que buscas.» – concluyó su amigo empresario.
Dentro de la empresa los ejecutivos están continuamente planeando cómo ascender en la pirámide organizacional. Y a veces tienen que tomar riesgos y salirse de su hábitat normal, su función o especialidad, para proyectarse como material de promoción de alta gerencia, que es donde aparecen las oportunidades, en lo alto de la pirámide. Relanzar la carrera internamente también tiene sus riesgos.
Salenbacher en su libro Creative Personal Branding explica la importancia de hacer un nuevo branding, pero ahora se trata de enfatizar la parte creativa, llenar la personalidad de sustancia y estilo, convicción y gracia, si lo que se busca es convertirse en un emprendedor con empresas sustentables, en líder creativo o agente de cambio de envergadura en la sociedad. Sustancia es la base, conocimientos y habilidades en continua renovación, estilo trata de cómo se presenta la persona, es la manera como se logran los resultados. Convicción es la determinación de ser lo que se pretende ser, los principios y valores personales, vivir intensamente y convencidos, y gracia es la sal y la elegancia, el toque personal que debe acompañar un paquete de nuevo branding.
Aunque sea su relanzamiento frecuente al estilo milenio o uno esporádico de las generaciones X o Baby Boomers, relanzar la carrera es tarea ardua, que no puede ser hecha más que por la misma persona. No se puede delegar. Se puede pedir ayuda, pero al final es la persona de frente a su carrera y a su destino quien tiene que decidir.
Por su parte Bronson no da consejos ni marca metodologías o tiempos, presenta ejemplos de cómo las personas han encontrado qué hacer con sus vidas. No hay recetas únicas, hay metáforas y biografías que llenan el vacío de la imaginación y muestran los caminos seguidos para encontrar cada quien su pasión. Pero, antes que nada, hay que reconocer que se acabó el Hakuna Matata. La realidad espera.
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