Es increíble la cantidad de trucos y excusas mentales que ejecutivos y empresarios se inventan en las empresas para disfrazar la realidad y no llegar al fondo del asunto.

En una película sobre un conflicto en África, se presenta la disputa clásica entre los diplomáticos y los generales. Los generales pidiendo autorización para actuar y los diplomáticos ganando tiempo. En una descripción de un diplomático, el soldado declara: “Es un académico, cree que el mundo se detiene mientras él decide qué hacer”. Aunque esto sea injusto con los académicos reales, describe la actitud de muchos líderes.

Así como se presenta el síndrome del académico entre los diplomáticos de la película, igual se observa entre los ejecutivos de la vida moderna, algunos creen que tienen todo el tiempo para decidir, porque, al menos en su mente, el mundo está detenido. La realidad es otra: la máquina continúa produciendo con defectos, el costo de adquisición de los clientes (CAC) sigue subiendo, la competencia sigue llevándose a los clientes y el ejecutivo sigue en modo académico.

No se trata de tomar decisiones en automático o de disparar sin desenfundar; más bien se trata de estar consciente, mientras se reúne la información relevante o se hacen las pruebas de campo, de que el mundo sigue moviéndose y cada vez a mayor velocidad.

El otro extremo se presenta en las empresas con el síndrome de “tampering”, la tendencia de los ejecutivos a realizar ajustes innecesarios o cambios constantes en los procesos, sistemas o estrategias existentes sin presentar una justificación válida y sin evidencia de mejora.

El tampering puede tener impacto negativo sobre la productividad, la eficiencia y la estabilidad de la organización con sus efectos internos y en el mercado.

Con frecuencia, sobre todo en las épocas de transición o crisis, las empresas y sus ejecutivos oscilan entre el modo académico del mundo detenido, el análisis interminable, y el tampering, el continuo cambio para tener la conciencia tranquila al estar haciendo algo sin esperarse a los resultados. Las dos prácticas coinciden y no hacen más que empeorar la situación.

El balance estratégico y operativo busca encontrar el punto medio. Es necesario el análisis antes de actuar y también es indispensable esperar la respuesta del sistema a los cambios. Todo antes de meter a la empresa en una espiral de inestabilidad.

Y tú, ¿hacia qué ilusión tiendes en las crisis, al modo académico o al tampering? ¿Qué resultados obtienes?