Cuando el emprendedor planea su start up, no tiene idea de lo que va a enfrentar si tiene éxito y mejor que así sea, de otra forma puede espantarse con la complejidad del rol y la variedad de trabajos que se está inventando en ese momento.
No estoy hablando de las dificultades para echar a volar la empresa y mantenerla funcionando durante los primeros años, sino de la multiplicidad de temas y roles que tiene que adoptar si quiere que la empresa crezca, sea exitosa y sobre todo que permanezca cuando el no esté ya al mando. Para todo esto tiene que prepararse y preparar cuidadosamente la empresa, la familia y el mismo.
Todo empresario va acumulando nuevos roles complementarios que desempeñar a lo largo de su carrera; una vez que el emprendimiento deviene en una empresa y el emprendedor se ha transformado en un curtido empresario, en un verdadero multitask.
Con el tiempo, naturalmente la vida se enreda, la empresa ha crecido, ahora tiene sucursales, se han fundado otras empresas o adquirido otras compañías en el camino. En su rol principal, el trabajo en la empresa, el empresario tiene tres tareas que lo ocupan principalmente. Primero, tiene que seguir construyendo la infraestructura, la cultura y los procesos; segundo, debe optimizar la operación buscando la excelencia continuamente y finalmente tiene que seguir creciendo, con los propios negocios o incorporar nuevas empresas. Cada una de esas tareas exige habilidades y conocimientos diferentes, las cuales el empresario va desarrollando o adquiriendo en su carrera. El rol primario se convierte de un sencillo “dog and pony show” en un circo de tres pistas que interactúan y se retroalimentan.
Mientras tanto la familia ha crecido, hay que definir quién va a trabajar en la empresa y quiénes solo van a ser accionistas o simples espectadores, hacer protocolos y después defenderlos de las “almohadas parlantes” y demás parientes políticos, un rol bastante delicado y muy sensible. Todas estas tareas llevan tiempo cronológico y tiempo psicológico muy intensos porque de la destreza con que maneje el asunto familia y la sucesión y preparación de los herederos, depende en buena medida la probabilidad de permanencia de la empresa en la transición del viaje de los hijos (hermanos) a los nietos (primos).
Con frecuencia me encuentro que este es uno de los factores menos atendidos y que por supuesto pasan factura al faltar el fundador. La herencia es fuente de división y conflicto dramático.
Conforme la empresa es rentable y empiezan los flujos excedentes, debe atenderse el asunto del patrimonio. Se requieren grandes esfuerzos para convertir a un ente devorador de efectivo en uno que genere utilidades y flujo y no sólo consuma recursos. Ahora hay que escoger el vehículo de ahorro / inversión que asegure tanto a la empresa como a la familia para las épocas de vacas flacas y permita vivir acorde a los esfuerzos del fundador.
La solución que el empresario le da a este asunto viene con frecuencia asociado con nuevas iniciativas, convertidas por el espíritu emprendedor, en nuevas empresas y el origen de nuevas empresas con objetivos, estructura y con frecuencia más complejidad. El empresario se ha inventado otro rol que desempeñar.
La necesidad de formalización e institucionalización de la empresa se concreta con la adopción del proceso y sistema de Gobierno Corporativo, con sus Consejos, Comités, estructura de Propiedad y el resto de los elementos que lo integran. Nadie puede hacerse cargo de esta tarea sino el empresario, por supuesto con asesores y consejeros, pero el es el promotor.
Como casi todas las empresas que sobreviven tienen una iniciativa de responsabilidad social, al empresario le llega el tiempo de convertir los esfuerzos aislados de ayuda a la comunidad, en una organización integral que refleje el interés del empresario y canalice los esfuerzos de la familia por participar, tanto en la gestión de las empresas como en los esfuerzos por el bien común de la sociedad y sus apostolados. El empresario tiene también que asignar tiempo para las Cámaras y organismos cívicos y patronales y aportar su liderazgo en los asuntos del Estado y del País, a los patronatos o las ABP para hacer perdurable el legado de la empresa y relevante su contribución a la sociedad.
Ya en este punto, hemos enumerado al menos 5 tareas del empresario: Uno, gestionar la empresa actual con toda la carga que esto significa; dos, el cuidado de la familia en su relación con la empresa ya que la segunda y tercera generación aumentan las dificultades; tres: la formación del patrimonio, cuidando de no hacer otro negocio más lleno de dificultades; cuatro, la formalización del negocio que significa ceder control, aprender a escuchar y tomarle en cuenta sus opiniones a otras personas sobre un asunto del cual él, es el mayor experto en su empresa; cinco, la responsabilidad social; inevitable, hay que regresar a la sociedad y compartir lo recibido. Lo podrán operar otros pero la iniciativa y la responsabilidad sólo son del fundador.
El mayor desafío del empresario es lidiar con el mismo y no sólo aceptar los cambios del rol como inevitables y resignarse a ellos sino aceptar su destino y disfrutar el multitask que el inventó. Esto conforma la sexta tarea similar a las películas, la precuela es el rol cero del empresario: Desarrollar al emprendedor o continuamente para integrar organizaciones y hacerlas funcionar, buscar y escuchar a quién lo puede aconsejar y sobre todo en mi experiencia, el empresario está obligado a aceptar la realidad; primero, que hay leyes económicas y organizacionales tan fuertes como la ley de gravedad y que son de aplicación universal, les aplican a todos, incluidos él, su empresa y familia. En palabras simples esto significa que si no cumple sus roles no se va a escapar de las consecuencias, desorden, anarquía, empresas destruidas y familias pulverizadas. Por otro lado, el tiempo pasa y la eternidad está a la vuelta de la esquina, hay que empezar el multitask mientras hay energía, claridad de mente y sangre fría. No dejarse absorber solo por el negocio que es su tarea y su fuente de satisfacción y adrenalina.
Las dificultades de la supervivencia de las empresas son incubadas desde los albores del start up. Si el emprendedor no considera que vaya a pasar por diversos episodios de crecimiento, la iniciativa podrá ser sumamente exitosa, comercial y financieramente, pero no estará erigiendo la empresa perdurable de sus sueños.
Para realizar medianamente las 6 tareas o cuando menos para aceptar que alguien le tiene que ayudar a hacer los roles, el empresario está en una continua evolución, aprendiendo, escuchando, comparando, viviendo en ambientes siempre nuevos y a veces no muy confortables. El empresario sigue en desarrollo siempre, porque sólo si el empresario acepta la complejidad de su puesto y acepta el lío continúo que tiene que resolver, siendo efectivo y eficiente multitask, la empresa crece y permanece. Las leyes económicas y organizacionales, no tienen excepción.
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