Uno de los mejores artículos de la revista HBR ha sido el de Robert H. Schaffer “Demand Better Results – And Get Them”.  El texto es valioso por un concepto fundamental. Para el autor, los ejecutivos desde el supervisor hasta el CEO no logran los mejores resultados por una sola razón: No los piden, no los exigen a su organización. Este es un factor esencial para considerarse en el diseño de las estrategias, organizacionales y personales.

Los ejecutivos no se deciden ni se atreven a pedir mejores resultados por una serie de razones que los llevan a estancarse en la misma situación. Una de las más comunes es tener miedo a que sus colaboradores se nieguen y eso haría que se vieran mal o verse orillados a tomar medidas correctivas.

Otra razón es el temor a que, si efectivamente se llegan a generar mejores resultados, no sabrán qué hacer. Si operaciones produce más, ventas tendrá que desplazar los volúmenes adicionales y viceversa. Si ventas consigue más pedidos, producción tiene que producir más volúmenes. Hay que trabajar con todos al mismo tiempo.

Schaffer parte de un principio general que me ha tocado ver en la práctica. Consiste en la certeza de que casi ninguna empresa está trabajando a su máxima capacidad. Lo que parece estar a tope, según la industria y la empresa, ronda en realidad en el rango del 50 al 70% de su potencial.

Cuando hago una pregunta general a los ejecutivos, algo así como: ¿cuánto podemos mejorar si nos aplicamos todos? La respuesta es entre un 40% y 50%. No importa cuál sea la medición, el rango estratégico para mejorar es muy amplio, sin hacer grandes inversiones y tan solo con sistemas, orden, disciplina y objetivos claros.

Entonces, ¿cómo empezar? ¿Qué hacer para iniciar la demanda de mejores resultados?

Schaffer recomienda una secuencia:

1.    Escoger el objetivo, de preferencia un problema urgente.

2.    Especificar el mínimo aceptable de mejora para el objetivo.

3.    Comunicar claramente las expectativas.

4.    Darle seguimiento, pero delegar claramente la responsabilidad.

5.    Ampliar y repetir el proceso, nuevos objetivos, nuevos procesos de mejora.

Lo importante es que ese objetivo sea relevante para la empresa, con eso se demuestra el potencial disponible para mejorar y lograr el máximo de productividad en todas las actividades de la compañía.

En este caso el ejecutivo debe convencer a sus colaboradores con la inversión de su propio tiempo, esfuerzo y compromiso para lograr la mejora.

Y tú, ¿cuál es tu potencial de mejora de productividad en el trabajo y en el ámbito personal? ¿Cómo haces para lograrlo? ¿Cómo te demandas a ti mismo los mejores resultados?