Hasta hace pocos años el liderazgo tenía variables y dimensiones más o menos estables. Estas dimensiones se encuentran en las diez escuelas diferentes de liderazgo y significa que son diez maneras de entender y practicar el liderazgo. Todas tienen seguidores y el liderazgo que vemos en el día con día es una mezcla ecléctica de los preferidos o más populares de esos diez.

Cambian las generaciones y cambian los conceptos y filosofías. Las generaciones anteriores se enriquecen con estas novedades. A continuación, enlisto las principales ideas o conceptos rejuvenecidos o reencontrados que han encontrado aplicaciones entre Milenials y Zetas.

  • Vulnerabilidad 

Brené Brown, investigadora, autora y conferencista es la persona que más ha contribuido a difundir este distingo de liderazgo. En resumen, vulnerabilidad es aceptar y mostrar las debilidades personales, así como los aspectos positivos. El liderazgo comienza con la vulnerabilidad reconocida, luego se puede cambiar y hacer cambiar a la persona y a los equipos de trabajo. Hay varias charlas en TED de Brown, las más importante es la de Ted X Houston.

  • Resiliencia

Un concepto menos moderno que el anterior pero que ha tomado cada vez más popularidad. En definición, la resiliencia es la capacidad de adaptarse a situaciones adversas. También se refiere a la habilidad de recuperarse de la desgracia o del cambio drástico. En el proceso de liderazgo o de innovación necesariamente se pasa por etapas de trauma o dificultades que requieren de la resiliencia para seguir adelante.

  • En la Arena

El concepto está tomado de una parte del discurso de F. D. Rooselvelt en París y que es titulado: “El Hombre en la Arena”. El liderazgo es entendido como el hands on; la persona, el líder tiene que estar involucrado, vivir los detalles, vivir los clientes, conocer a los proveedores, etc. “If you are not in the arena, your opinion means nothing to me”, puede ser la nueva divisa del liderazgo en las nuevas generaciones.

  • Autocompasión 

Autocompasión es la capacidad de ser amable y comprensivo con uno mismo, especialmente cuando cometemos un error o un fallo. La autocompasión opera a nivel individual y a nivel de equipos de trabajo. La autocompasión alivia los sentimientos de insuficiencia o desvaloración generados por una situación adversa. La situación provoca sentimientos de pena o lástima hacia uno mismo o hacia el grupo, dañando la posición de liderazgo. En contraste la autocompasión refuerza el liderazgo.

Estos son las nuevas insignias que se convierten en nuevas competencias cuando la persona las desarrolla en su trabajo de líder.

Y tú, ¿conocías estas dimensiones del liderazgo? ¿Las has identificado en el trabajo diario?