Según Jim Loehr y Tony Schwartz, autores del libro The Power of Full Engagement, es la energía, no el tiempo, el recurso más preciado. Dentro del ajetreo diario, tratamos de optimizar el tiempo, aunque lo que nos debe apurar es manejar la energía para tener un máximo rendimiento personal por lo que debemos estar completamente involucrados en la gestión de la energía.
La energía está compuesta de cuatro fuentes: física, emocional, mental y espiritual. Todas las energías son críticas, ninguna es suficiente por sí misma y cada una complementa a las otras de manera importante.
Para lograr un desempeño de lo mejor, debemos usar y balancear las cuatro energías. Si falta alguna, el motor personal empieza a fallar y el rendimiento cae estrepitosamente.
Otro desbalance se presenta cuando, ante el desconocimiento del concepto de las energías, la persona se concentra en usar y desarrollar una principalmente, dejando las otras tres en reposo.
Cuando se presenta un problema serio, la persona tiene la tentación de refugiarse en una de las energías, su favorita. Por ejemplo, se refugia en la energía espiritual, ya sea en la religión o sectas tradicionales, así como en nuevas prácticas religiosas. El problema está en esperar que de ahí salga la solución completa para el problema económico, de salud o familiar, cuando lo que se necesita es activar también las otras tres energías y conseguir un enfoque integral y balanceado.
Igual sucede cuando la persona busca refugio en la parte emocional, por ejemplo, centrándose en el manejo de las emociones con nuevos conceptos como inteligencia emocional u otras herramientas como el mindfulness y las que vayan apareciendo.
También otro ejemplo es el que hace énfasis en la energía mental, que impulsa a buscar nuevos conocimientos obsesivamente en internet, con maestros, libros, cursos, etc. esperando la magia para la solución del problema.
Finalmente, cuando se busca el refugio en la energía física lleva a la persona a la práctica de ejercicios físicos y el cultivo del cuerpo natural y artificialmente. Gimnasio, cirugías, tratamientos. Todo entretiene, pero no resuelve los problemas.
El riesgo de estos enfoques es huir de los problemas reales, refugiándose la persona mediante el recurso favorito, en la energía mas desarrollada, focalizarse en cosas que solas no van a resolver el problema, solo distraen del problema real, pero permiten justificar su actitud con la inmersión en alguna de las energías lo que permite esa ilusión de la solución.
Y tú, ¿dónde te refugias? ¿Hay equilibrio en tus cuatro energías?
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