Con frecuencia se lee o se escucha en conferencias y podcasts la frase: “la cultura se desayuna a la estrategia”. La frase quiere decir que, ante la nueva estrategia, si en la implementación no se toma en cuenta la cultura de la empresa, la estrategia fracasará rotundamente.
La cultura de la empresa es toda la colección de prácticas operativas, creencias, actitud ante el cliente, el trato de los colaboradores, la velocidad de respuesta ante los cambios, narrativas y símbolos y muchas otras manifestaciones que se resumen en “así hacemos las cosas aquí”.
Así, ante las mejores intenciones, la cultura detiene, entretiene y bloquea las nuevas iniciativas estratégicas.
Normalmente la estrategia se diseña en función del mercado, las necesidades de los clientes, la tecnología, la innovación, los recursos disponibles, las necesidades de los nuevos sistemas y conocimientos, pero no hay una metodología que considere a la cultura, a pesar de lo importante que es.
La solución debe ser en paralelo, el diseño de la estrategia y el diagnóstico de la cultura. Tratar de entender cómo afectaría la cultura a la implementación, cuáles son los elementos primordiales de la cultura, a quién representa y por qué. Por ejemplo, cuál es la posición del sindicato ante los cambios, los supervisores de primera línea y otros personajes clave.
La pregunta esencial es: ¿qué tipo de cultura es la que favorece más la implementación de la estrategia y cuáles son los factores necesarios para modificar la cultura actual?
¿Se puede realísticamente cambiar la cultura? La respuesta es sí, no es fácil ni es barato, pero sí se puede cambiar la operación de la cultura de una empresa.
Hay casos muy famosos, un ejemplo es la transformación de IBM que de ser una empresa burocrática se convirtió en una orientada al cliente, ágil y flexible. Este proceso lo describe el CEO que realizó el cambio, Louis Gerstner en su libro: “Who says Elephants can´t Dance?”
Lo mismo se utiliza en el terreno personal, si no haces cambios en tu cultura, por más estratégicas que sean tus intenciones, tu manera de ser y hacer las cosas detendrán tu cambio y progreso.
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