De nuevo, la estrategia implica tomar decisiones para lograr objetivos específicos en un entorno competitivo. Una vez que el estratega ubica The Crux, que es el punto clave del futuro de la empresa, lo que sigue es tomar decisiones para implementar los conceptos.

En el mundo de los negocios, igual que en la política, la guerra y los deportes, hay dos enfoques básicos para tomar decisiones que se contrastan en su perspectiva: escoger las batallas o correr aventuras. Ambos son formas de enfrentar los desafíos estratégicos y de proceder a tomar decisiones.

¿Cuál de los dos enfoques utilizar? Depende de varios factores. Por ejemplo, la historia y la personalidad de los líderes, las circunstancias macroeconómicas, la dinámica de la industria y muchas otras.

Cuando se prefiere escoger las batallas se trata de una estrategia centrada en mantener el foco y la eficiencia. La idea es concentrar los recursos en áreas específicas donde la organización puede lograr una ventaja competitiva importante, o donde se avizoren oportunidades prometedoras. Este enfoque implica análisis detallado antes de asignar los recursos estratégicos.

Por otra parte, correr aventuras implica una mentalidad más arriesgada y de exploración. En lugar de analizar y centrarse en las fortalezas esto tiene que ver con buscar nuevas oportunidades y jugar con ideas innovadoras. El enfoque de correr aventuras implica investigar continuamente nuevas ideas y métodos para hacer las cosas. El resultado puede ser, como las aventuras de Elon Musk, productos y servicios revolucionarios.

La decisión de seguir este enfoque lleva a organizaciones a ser más agiles y flexibles para adaptarse a los cambios tecnológicos y de mercado, también se fomenta la exploración de nuevos mercados, segmentos y modelos de negocios que generan nuevas oportunidades de crecimiento. Todo esto trae consigo riesgos, puede provocar dispersión de recursos y no llegar a tener coherencia estratégica a corto ni largo plazo.

Idealmente una organización buscaría un equilibrio entre los dos enfoques y hasta hacerlos coincidir para aprovechar sus beneficios y mitigar sus riesgos. Lo que es importante es mantener la perspectiva estratégica, estar abiertos a nuevas oportunidades y al mismo tiempo mantener el control de la operación.

Las empresas van evolucionando en este balance. Apple era ejemplo de escoger batallas y no ser ultra innovador o inventor de los mercados hasta que decidió correr la aventura de hacer carros eléctricos, autónomos o los dos y le costó miles de millones de dólares.

Y tú, ¿por cuál de los dos te inclinas?