Un cliente se quejaba de su oficina siempre llena de gente, que todos le piden el clásico minuto y se quedan por mucho más, al mismo tiempo que está al teléfono cerrando un deal y en el WhatsApp con un proveedor. Después de esto sigue la familia exigiendo atención. “Así como quieres que piense y menos que piense estratégicamente”.

Este es uno de los enemigos principales del pensamiento estratégico, la obsesión con todo lo que sea operativo e inmediato. Los ejecutivos, en su mayoría, están concentrados y hasta atrapados en la rutina diaria, atendiendo lo importante o más bien lo urgente.

El pensamiento estratégico requiere levantar la mirada a lo importante, salirse de lo urgente y enfocarse en el futuro.

Otro enemigo del pensamiento estratégico es la falta de tiempo para reflexionar. Los fundadores y ejecutivos casi nunca tienen tiempo para reflexionar sobre sus organizaciones, o bien su sentido del tiempo útil los dejan sin oportunidad para pensar con calma y profundidad sobre la empresa, están inmersos en ella. El pensamiento estratégico necesita espacio mental para la reflexión. No surge en medio del caos.

El pensamiento estratégico requiere una visión a largo plazo y tomar las decisiones en ese arco de tiempo. No basta ganar la batalla, es necesario ganar la guerra y para eso el líder debe pasar del pensamiento táctico de lo inmediato y el corto plazo al estratégico que se ubica en el largo plazo buscando el máximo potencial de la empresa y la organización.

Los clásicos ejemplos del éxito empresarial como Larry Fink de Black Rock, Steve Jobs de Apple y Bezos, Musk, tienen en común con el fundador de la empresa familiar exitosa que tú conoces: el pensamiento estratégico de largo plazo.

Ante las circunstancias tan cambiantes en el mundo y en México, Trump, las tasas de interés, Inteligencia Artificial, IT y demás condiciones que cambian las reglas del juego, no solo el del cliente y el mercado; los líderes tienen que tomar decisiones pensando en el largo plazo o se desconcentran con el corto plazo. Solo con el pensamiento de largo plazo se tiene una hoja de ruta segura y confiable.

Para lograr tener el pensamiento estratégico es necesario practicar, leer y dedicarle tiempo a desarrollar el talento de pensar a largo plazo y decidir estratégicamente.

Y tú, ¿Cómo es el trazo de tus estrategias, a corto o largo plazo? ¿Tienes espacio en tu agenda para la reflexión?